Por PENELOPE GREEN, Suplemento NewYorkTimes de Reforma, Sep.2008
ROUND TOP, Texas — Construir una casa, como casarse, no es fácil. Es poco común el individuo (o la pareja) que puede manejar la mezcla de altas expectativas, inexperiencia y un presupuesto inflado al servicio de una meta tan cargada de significado, y salir ileso.
Los arquitectos se quejan de que se les pide que se comporten más como profesionales de la salud mental que como diseñadores, los clientes se quejan de que sus arquitectos y sus parejas no los entienden, y hay una multitud de historias de parejas que se separan, o de clientes que demandan a sus arquitectos. Una historia conmovedora involucra la subasta reciente de la “casa de ensueño”, de 21 millones de dólares y 2 mil 415 metros cuadrados, de una pareja de Connecticut que descubrió, después de construirla y mudarse a ella, que el estilo, las proporciones y los accesorios de la casa, la sala de billar, la sala de cine y la plazoleta interior estilo toscano, no iban con ellos en absoluto. “Yo estaría feliz con 325 metros cuadrados”, dijo, presuntamente, la esposa.
Casos como éste han alentado a Christopher K. Travis, de 57 años,diseñador arquitectónico de Round Top, a promover su método, un ejercicio exhaustivo de compatibilidad psicológica y estética para aspirantes a constructores de casas que es manual de autoayuda y examen de personalidad en partes iguales. Travis lo llama el taller Truehome (Verdadero Hogar). Si uno no entiende el contenido, le gusta decir, ¿cómo puede diseñar el paquete? Quizá usted crea que quiere estilo colonial español, afirmó, “pero no le creo, y no quiero escucharlo”. Lo que sí quiere escuchar son todos los detalles de la relación que usted tiene con su madre, sus problemas con su padre y cómo siente que podría haberle fallado a ambos en las decisiones de su vida. También le gustaría saber qué cosas lo vuelven loco de su pareja. Usa esta información para practicar lo que llama arquitectura emocional, al diseñar una casa que no es tanto “ladrillos y palos”, dijo, “sino una serie de experiencias emocionales”.
Quizá el mismo Travis suene un poco loco, pero tiene un historial de clientes felices, más de 70, comentó. Un neuropsicólogo y un psicólogo clínico lo han asesorado en su proceso, que por ahora se encuentra contenido dentro de una carpeta enorme con más de 100 páginas de preguntas, ejercicios de visualización y directrices, algunas confusas y psicológicas (“pídale la atención a su pareja de un modo que le permita negarse”) y otras más prácticas (“si el desorden de su pareja estuviera tras puerta cerrada, ¿estaría dispuesto a aceptarlo?”).
Travis imagina el contenido de su carpeta cargado, algún día, en un sitio de internet interactivo que podría usarse en todo el mundo. Kathy y Frank Johnston, quienes viven en una granja estilo alemánestadounidense, se cuentan entre sus clientes. Tardaron más de 90 días, comentó Kathy, en terminar sus carpetas de tarea separadas. Cuando ella y su esposo entregaron sus carpetas, hubo un avance importante, comentó, “cuando nos dimos cuenta de que todo era lo mismo: los mismos espacios abiertos, los mismos detalles arquitectónicos”. Además de su investigación
psicológica, Travis les pide a sus clientes que recorten fotografías de estilos y detalles. “Nos vimos el uno al otro”, recordó Kathy, “y dijimos: ‘¡no puedo creer que te gusten las mismas cosas!’” Su casa es un híbrido interesante, con un vestíbulo que parece una calle de un pequeño pueblo italiano, carpintería artesanal y ventanas interiores. La cocina está abierta por tres lados, lo que permite que Kathy esté en contacto con los muchos invitados que le gusta recibir en su casa. Travis dijo que recurrió a los recuerdos de la infancia de Kathy de comidas familiares caóticas y la angustia que generaban. El propósito de la cocina que diseñó para ella es sustituir sus recuerdos inquietantes con un ambiente actual controlado y feliz. Aunque no es clara la manera en que otros podrían implementar los “planos” producidos por el sistema de Travis, le gustaría hacer su proceso lo suficientemente flexible como para que cualquiera pueda usarlo. “Muestra un verdadero pensamiento progresivo, pero no sé qué tan realista sea”, dijo Toby Israel, psicóloga ambiental de Princeton, Nueva Jersey, que, igual que Travis, ayuda a sus clientes a alcanzar “metas emocionales” a través de la decoración y la distribución de sus espacios.
“Acepto totalmente que la historia de una casa es la historia de una vida, pero interpretar esa historia no es sólo una ciencia, sino un arte”, afirmó.
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